Hoy escribo una entrada-protesta con grandes dosis de melancolía. Es aplicable a todas las ciudades, aunque mis vecinos avilesinos se sentirán un poco más identificados.
Es claro y evidente el problema de los aparcamientos en las urbes: cada vez hay más coches, y cada vez son mayores los impedimentos para circular por las calles. Los aparcamientos gratuitos se hacen raros ya, y todo se arregla pagando: que si la ORA, que si zona azul, que si parking. ¿Acaso no pagamos ya un impuesto municipal por circular? Pues no, parece que con eso no basta.
En Avilés, ciudad que me vió nacer y donde ahora resido, están haciendo obras de "mejora" en alguna calles y esas obras implican la destrucción masiva de las pocas plazas de aparcamiento que nos quedan. ¿Es de coña? No, es una maniobra sutílmente orquestada por el Ayuntamiento, que tiene unos estupendos parkings subterráneos vacios que necesita imperiosamente llenar: o sea, recaudación pura y dura.
Al final todo se arregla pagando, esta claro....
Acompaño este alegato con unas fotos de mi pueblo, de cuando los coches eran los reyes de la ciudad.. (gracias barchetta). Podeis ver vehículos circulando por donde ahora es impensable; me perdonareis, pero me traen recuerdos de mi niñez... si, soy un puto sentimental, lo siento!!
La foto que abre el post es de la Plaza de Carlos Lobo, donde podeis ver una carnicería donde se vendía carne de caballo y que ahora es una vinotería.
En esta otra podeis ver una esquina de la Plaza de España con el cine Marta y Maria, y la Optica Yemo, todavía en funcionamiento.
El Palacio de Camposagrado, que por aquellas albergaba Los Castros. Fijaros a la derecha, el Paracio de Valdecárzana, actual Escuela de Cerámica, en ruinas.
Brutal imagen de la Plaza de Alvarez Acebal, con un montón de coches por todos lados!!!
La Calle San Francisco, de doble dirección.
Y para cerrar, el ayuntamiento donde se aparcaba tranquilamente. Fijaros en el taxi que hay en la parada, en primer plano.